A cambio de reparar el Mini-Hakkero de Marisa con hihiirokane, Rinnosuke pidió que le entregase los montones de chatarra que guardaba en su casa. Había estado interesado en ellos desde hace tiempo… ¡La conclusión del Capítulo 4, «El Hornillo Kirisame»!

«Si no recuerdo mal, hace mucho estuviste reuniendo un montón de chatarra. Y a decir verdad no tengo ni idea de por qué.»
«Es mi tesoro de chatarra.»
“Ya, como sea. Lo estarías reuniendo simplemente porque te apeteció, como haces siempre, ¿verdad? Así que si quieres que acepte tu petición tendrás que darme a cambio toda la chatarra que tengas. ¿Qué te parece? ¿No es un buen trato deshacerse de todas esas cosas molestas como pago?»
«¿Y yo no acabo de decir que es mi tesoro? Aunque el hihiirokane también es valioso…»
“Bueno, en principio la chatarra no tiene ningún valor por sí misma, casi será como si te lo estuviera haciendo gratis. Como sabrás, el Mini-Hakkero…»
“Wo, wo, wo. No hace falta entrar en detalles.»
Conozco a Marisa a la perfección. Eso se debe a que la conozco desde que era una cría. Es del tipo de persona que sería incapaz de deshacerse de nada y todo lo que se va encontrando lo amontona en su casa sin ton ni son. Simplemente se dedica a darle a todo el mismo valor. Aunque parezca que no le haya hecho mucha gracia el trato, por dentro debe de estar ansiosa por aceptar cuanto antes. Sería la oportunidad perfecta para recoger un poco su casa, y además sería incapaz de vivir sin su Mini-Hakkero.
«¿Tienes idea de lo que me va a costar traerlo todo?»
“Si no hubieras recogido tanta chatarra no habrías tenido ningún problema.»
“Mi objetivo era recoger cosas. Nunca pensé en darles algún uso.»
“¿Entonces no has alcanzado ya tu meta? Tan solo deja que yo me encargue de esa chatarra.»
“Hum, aquí hay gato encerrado. ¿El hihiirokane no era un metal tan valioso y tal?»
“Tú también tienes una buena razón para aceptar. Si dejas que pase esta oportunidad, ¿no te arrepentirás luego?»
“Ahí me has pillado, no se te escapa ni una.»
Cuando dije «Las reparaciones tardarán cuatro días», Marisa me respondió «Mientras tanto estaré leyendo este libro», y tomó prestado uno de los libros que tenía en venta. Esto no es una biblioteca, pero ya qué más da…
En fin, este va a ser mi primer trabajo importante desde hace mucho tiempo. Últimamente no he tenido ni clientes ni ningún trabajo serio. Si esto sigue así, mi «habilidad» se acabará oxidando; mi «habilidad para identificar el nombre y el uso de cualquier objeto desconocido». Ya que no podría sacarle provecho a esta habilidad con una tienda normal, decidí abrir una tienda que tuviese curiosidades y artículos extraños, pero… las curiosidades solo atraen a los excéntricos. Y además, esta habilidad tiene un pequeño problema… La verdad es que, aun pudiendo conocer el nombre de un objeto y su propósito, no sabría cómo usarlo. Bueno, si al menos conozco su utilidad puedo encontrar alguna forma de usarlo.
El local se inundó con el delicioso olor de la sopa de esos champiñones tan sospechosos. Mientras preparaba la cena, pensé sobre el Mini-Hakkero. Este Mini-Hakkero no es un horno corriente, durante su fabricación se le añadieron muchas mejoras y cualidades especiales. Desde una de las esquinas del reactor sale un chorro de aire que puedes usar para refrescarte en verano. Y con solo llevarlo, funciona como un amuleto protector y de buena suerte (o eso creo). Además, combina muchas «funciones» de otros objetos del Mundo Exterior. Todo eso forma parte de mis servicios al cliente (hobbies). Está bien, en cuanto acabe de cenar me pondré manos a la obra.
Han pasado tres días. Hoy hace un día esplendido. Es el día perfecto para salir a leer un libro bajo la luz del sol.
Toc, toc.
«¿Ya has terminado, Kourin?»
“¿Marisa? Sí, ya está hecho.»
Marisa estaba cargando toda la chatarra entre sus brazos. Y a pesar de que le dije que me llevaría cuatro días en terminar, ella volvió al tercero.» Qué le vamos a hacer, ella es así. Por eso siempre digo que tardaré un día más.
«Genial, gracias. Te pongo esto aquí. Si no lo hubieras acabado me tocaría volver de nuevo con todo esto.»
«No deberías quejarte cuando has venido un día antes de tiempo. Y de todas formas, no veo por qué tendrías que volver con ello.»
“Porque quedamos en que te lo daría cuando hubieses acabado del todo.»
“Eeh, da igual. Aquí tienes el Mini-Hakkero de hihiirokane. Seguramente es el único en el mundo.»
Marisa dijo «Así que esto es hihiirokane, ¿eh?» toda emocionada. Estaba tan excitada que era incapaz de tranquilizarse y se fue a casa a toda prisa. Me sentí satisfecho.

Varios días después, Marisa continuaba de buen humor.
«¡Ahora sí que da gusto levantarse por las mañanas! ¡El airecillo es la leche!» dijo ella felizmente.
Vaya, si hubiera sabido que le haría tanta ilusión mi preciado hihiirokane lo habría hecho sin pedirle nada a cambio.
De hecho, esta vez mezclé en secreto el poder de «un objeto que purifica el aire». Este misterioso amuleto tenía escrito «iones negativos»1 o algo así y no podía encontrar alguna forma de usarlo. Al menos parece que así sí funciona. Conociendo el nombre y la utilidad de un objeto tarde o temprano acabo encontrándole un uso.
«Ey, Kourin. ¿Estás seguro del trato? Con lo bien que funciona, este metal debe de ser realmente valioso…»
“Desde luego el hihiirokane es raro, pero no es tan eficiente como dices. El metal es algo que, si no lo usas para crear herramientas y lo amontonas como si nada, no es más que un montón de chatarra. Y parece que te cuesta comprenderlo.»
“Pero es que lo mío es recoger cosas. Ya iré viendo si lo puedo usar.»
“No es cuestión de si puedes o no puedes usarlo. Se trata de si lo usarás o no.»
“Ajá, ¿así que vas a usar toda esa chatarra que te traje? Parece que aún no le has puesto ni un dedo encima.»
Tengo una razón por la que estarle agradecido a Marisa. No es más que el simple hecho de que, gracias a ella, he estado consiguiendo toda la basura que ha ido acumulando obsesivamente mediante estos «tratos injustos». En cualquier caso, no creo que Marisa entienda las pequeñas diferencias existentes entre las propiedades de los materiales. Aunque tampoco es que valiese la pena regatear por esa chatarra.
Solo temía que, a medida que ella crecía, acabase descubriendo mi pequeño truco… Pero Marisa no ha cambiado ni una pizca. Aún sigue coleccionando cosas al azar. Es muy raro ver a un humano que no cambia lo más mínimo.
«No me mires así. ¿Vas a usarlo o no?»
“No estoy seguro. Creo que lo guardaré como recuerdo.»
“Eso no es lo que decías antes…»
Entre el montón de chatarra extraje una espada antigua. Está claro que era imposible que Marisa supiese algo sobre el hihiirokane, y eso es porque esta espada estaba hecha de hihiirokane. Sin saberlo, Marisa ha tenido todo este tiempo al alcance de su mano ese metal que tanto quería .
Era la «Espada de Kusanagi»2, una reliquia increíblemente valiosa. Lo suficientemente valiosa como para poder cambiar el Mundo Exterior. Sin darse cuenta, Marisa había tenido un objeto tan preciado debajo de sus narices. Como no tenía muy claro lo que ocurriría si dejaba esta espada en sus manos, preferí guardarlo bajo mi custodia. Sigo pensando que tomé la decisión correcta.

«¿Qué te pasa? Estás sonriendo como un tonto mientras sujetas esa espada tan sucia. Da un poco de grima.»
“Ah, esto… Solo pensaba que es una espada muy chula.»
“¿Chula? ¿Una espada tan mellada como esa? Seguro que no podría cortar ni un filete.»
“No podemos dejar a esta espada sin nombre. Ya que estaba entre tu «tesoro de chatarra», ¿qué te parece si lo llamamos la «Espada de Kirisame»?»
“¿Qué? ¿Estás de coña?»
“Ya te estoy diciendo que me parece una buena espada.»
“Me da a mí que se te ha chafado tu habilidad para reconocer los nombres de las cosas, Kourin. En fin, qué más da. ¿No puedes llamarla algo así como la «Espada de Kourin» y se acabó? Ya te he dicho que no voy a volver a casa de mis padres.»
“Yo no… no me voy a rendir.”
Lo que ocurría era que como acababa de engañar a Marisa me estaba preocupando por lo que podría pasar más adelante, por eso usé esa excusa. Si cuando crezca descubre que la he engañado, espero que no me pida que se lo devuelva. Además, no tendría sentido no ponerle el nombre de una persona joven…
Y así, la colección de artículos extraños que no están en venta del Kourindou aumentó en uno. Si consigo llenar la tienda de esta forma, jamás podré echarle en cara a Marisa su obsesión por recoger todo lo que encuentra. Parece que yo también he adoptado ese afán por coleccionar cosas. Creo que debería preocuparme.
FIN DEL CAPÍTULO 4
Notas de traducción
- Hace un tiempo en Japón surgió la moda de crear aparatos electrónicos que emitiesen «iones negativos». La razón era porque supuestamente los iones positivos son los causantes de la contaminación en el aire y dañan la salud, por tanto, los iones negativos debían neutralizar los iones positivos y tenían que ser buenos para la salud. A partir de esta creencia empezaron a venderse aparatos electrónicos y minerales con cargas negativas que supuestamente obran milagros; pero este hecho no está ni mucho menos demostrado científicamente, no es más que otro rumor infundado. Aunque, por supuesto, los iones negativos sí que funcionan en Gensokyo.
- La «Espada de Kusanagi» es una legendaria espada de la mitología japonesa. Fue la espada que usó el dios Susanoo para acabar con Yamata no Orochi, la serpiente de ocho cabezas. Después sería entregada como ofrenda a la diosa Amaterasu para apaciguar una antigua disputa y, generaciones más tarde, la recibiría el príncipe Yamato Takeru, fundador del clan Yamato. Por lo tanto, estamos hablando de una espada divina.
<< Capítulo 4 – Capítulo 5 >>